El mensaje de Banksy
Hay quien critica que Banksy no es lo mejor que ha dado Bristol en artistas callejeros, pero sí que ha sabido darse publicidad. Quizás sea por encarnar a una figura cuanto menos contradictoria.  Internacionalmente famoso y desconocido para casi todos, tan venerado como repudiado, tan crítico como criticado, Banksy parece vivir en una nube oscura de polémica.
Expertos de arte consideran que la ironía no lo convierte en artista, y le achacan ser conceptualmente vago y dirigido a un público poco crítico. Asimismo, ha recibido críticas de la campaña Keep Britain Tidy,  preocupada de que “glorifique el arte de la calle, el cual es esencialmente vandalismo”. Muchos artistas lo llaman “vendido” y hasta colectivos antisistema han repartido octavillas frente a sus exposiciones para dar a conocer que el graffitero trabaja para grandes empresas y galerías de arte.
Sea como sea, el artista parece haberse convertido en una parte más de su controvertida obra. La gente quiere una camiseta de Banksy, quiere un cuadro suyo encima de la chimenea y quiere ver aparecer su cara en televisión. Pero sería una idea mejor separar el arte del artista, y quedarnos con el mensaje para olvidar el merchandising.
“Vives en una ciudad y todo el tiempo hay símbolos diciéndote qué hacer y carteles intentando venderte algo. Yo siempre sentí que estaba bien responder un poquito, que la ciudad no debería ser una conversación en un sólo sentido. El graffiti siempre ha sido una manifestación artística temporal. Haces tu marca y luego la limpian. O sea, la mayoría de ellas están diseñadas sólo para que se vean bien desde un auto en movimiento y no necesariamente para que se queden en los libros de historia. Quizá el arte se trata de intentar vivir por un momento en él”.  – Bansky.





Muestra de los trabajos de Bansky..