"Hay personas que transforman el Sol en una simple mancha amarilla, pero también hay quien hace de una simple mancha amarilla el propio Sol"
Existen personas que observan lo que es cotidiano como algo irrelevante y sin mayor importancia, pero también están aquellas que en lo cotidiano o lo más minúsculo de la vida encuentran magia y luz.
"La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando"
La única manera de inspirarse es accionando, pensando, ideando, creando, cada vez que queremos un resultado acudimos a la inspiración.
"Todo niño es un artista. El problema es cómo mantenerse siendo niño una vez que se ha crecido"
La magia está en no perder el niño que alguna vez fuimos, el que nos permitía soñar libremente, sin prejuicios ni ideas preconcebidas, aquél niño que creaba lo que imaginaba y que lo hacía un artista creador de un arte libre.
El mundo necesita gente que ame lo que hace
jueves, 16 de abril de 2015
Banksy
Banksy "nació en 1974 y creció en Bristol, Inglaterra. Hijo de un técnico de fotocopiadoras, se formó como carnicero pero se vio implicado en el graffiti durante el boom del aerosol en Bristol de finales de la década de 1980". Su trabajo, en su gran mayoría piezas satíricas sobre política, cultura pop, moralidad y etnias, combina escritura con graffiti con el uso de estarcidos con plantilla (conocidos generalmente como stencils , del inglés). Su arte urbano combina escritura con una técnica de estarcido muy distintiva, similar a Blek le Rat, quien empezó a trabajar con estarcidos en 1981 en París; y miembros de la banda de anarco-punk Crass, que mantuvieron una campaña en las instalaciones del metro de Londres a finales de la década de los setenta del siglo XX e inicios de los ochenta. Banksy reconoció la influencia de Blek diciendo "cada vez que creo que he pintado algo ligeramente original, me doy cuenta de que Blek le Rat lo hizo mejor, sólo que veinte años antes." Sus obras se han hecho populares al ser visibles en varias ciudades del mundo, especialmente en Londres.
Bansky es el pseudónimo de un prolífico artista del graffiti británico.
¿Quién es Banksy?
Apodado por muchos como el artista guerrillero, apenas se sabe de su identidad, pero sí que empezó su carrera de grafitero por las calles de Bristol -Inglaterra- a principios de los noventa.
Su gran cambio en su “modus operandi” lo dio una noche debajo de un camión, escondido de la policía que lo perseguía por haber empezado a pintar en un tren. Tras una hora esperando así, tomó una decisión: “tenía que tardar menos tiempo en pintar. Entonces vi que el tanque del motor del camión tenía letras pintadas con una plantilla. Yo podía hacer lo mismo con letras mucho más grandes”.
Banksy entró de esta manera en el mundo de los stencils. Una forma rápida y eficaz de llenar la ciudad de sus dibujos y su nombre. En el año 2000 tuvo su primera exposición en Severnshed, un restaurante-barco de Bristol. Los que compraron allí sus obras por 100 libras no se imaginaron que años después podrían revenderlas por 30.000.
Desde esa exposición, la fama de Banksy empezó a subir como la espuma. Sus dibujos hacían su burla al sistema por Los Ángeles, Barcelona, San Francisco, o Londres, ciudad donde se estableció. Tener un cuadro de Banksy pasó a ser un lujo que algunas celebridades como Brad Pitt o Angelina Jolie podían permitirse.
El mensaje de Banksy
Hay quien critica que Banksy no es lo mejor que ha dado Bristol en artistas callejeros, pero sí que ha sabido darse publicidad. Quizás sea por encarnar a una figura cuanto menos contradictoria. Internacionalmente famoso y desconocido para casi todos, tan venerado como repudiado, tan crítico como criticado, Banksy parece vivir en una nube oscura de polémica.
Expertos de arte consideran que la ironía no lo convierte en artista, y le achacan ser conceptualmente vago y dirigido a un público poco crítico. Asimismo, ha recibido críticas de la campaña Keep Britain Tidy, preocupada de que “glorifique el arte de la calle, el cual es esencialmente vandalismo”. Muchos artistas lo llaman “vendido” y hasta colectivos antisistema han repartido octavillas frente a sus exposiciones para dar a conocer que el graffitero trabaja para grandes empresas y galerías de arte.
Sea como sea, el artista parece haberse convertido en una parte más de su controvertida obra. La gente quiere una camiseta de Banksy, quiere un cuadro suyo encima de la chimenea y quiere ver aparecer su cara en televisión. Pero sería una idea mejor separar el arte del artista, y quedarnos con el mensaje para olvidar el merchandising.
“Vives en una ciudad y todo el tiempo hay símbolos diciéndote qué hacer y carteles intentando venderte algo. Yo siempre sentí que estaba bien responder un poquito, que la ciudad no debería ser una conversación en un sólo sentido. El graffiti siempre ha sido una manifestación artística temporal. Haces tu marca y luego la limpian. O sea, la mayoría de ellas están diseñadas sólo para que se vean bien desde un auto en movimiento y no necesariamente para que se queden en los libros de historia. Quizá el arte se trata de intentar vivir por un momento en él”. – Bansky.
Muestra de los trabajos de Bansky..
Jenny Saville
Nacida en 1979, en Cambridge, Inglaterra, Jenny Saville es la pintora más cotizada de todos los tiempos. Apadrinada por el coleccionista y expositor de renombre mundial: Charles Saatchi, desde los inicios de su carrera, Saville forma parte del prominente grupo de los YBA’s (Young British Artists), destacados por sus interpretaciones controversiales dentro del arte contemporáneo. Pero, a diferencia de sus colegas, el arte de Saville recupera la pintura de manera formal y la aplica en una interpretación moderna del cuerpo humano para crear poderosos retratos que capturan al espectador con su fuerza y magnitud.
Al contemplar una obra de Saville el espectador se ve inmerso en un reflejo de su propia imperfección e identidad dentro de la sociedad moderna. La propia técnica empleada por Saville busca ir en contra de la perfección, trazando una y otra vez los rasgos que definen a sus personajes para dejar que ellos mismos cobren vida a través de un proceso de materialización. Lo visceral de sus interpretaciones se puede relacionar con el incomparable estilo de Francis Bacon, mientras que la manera tan natural en la que elabora sus retratos ha sido comparada con la del talentoso Lucien Freud, quien alguna vez alcanzó la fama mundial con el retrato de una mujer obesa recostada sobre un sillón.
A pesar que la obra de Saville se basa en el retrato de la figura humana, ella prefiere no utilizar un modelo en vivo sino trabajar sobre registros fotográficos, algunos de ellos provenientes de hospitales y clínicas forenses. En su mayoría mujeres, los personajes de Saville son retratados de tal manera que cobran vida a través de la materia, transpiran fuertes emociones y evocan un gran sentido de contemplación debido a su gran formato.
Los temas que Saville elige para sus obras son de una naturaleza rebelde que va en contra de los estándares de vanidad que abundan en la sociedad moderna; obligan a reflexionar sobre la identidad en tiempos de crisis e inconformidad. “La destrucción es fundamental para el proceso, sin ella nunca puedes llegar a ningún lado interesante. Pero lo fundamental de eso es saber cuando puedes excavar de la destrucción”, revela Saville al describir su proceso creativo.
Saville busca la destrucción del sujeto, tanto física como metafóricamente, para revelar su esencia más pura y desinhibida. Saville es la voz de los inadaptados; a través de su obra se manifiestan las deformidades y manipulaciones que buscan consolidarse como la representación de lo bello en lo grotesco.
La verdadera belleza está en encontrar lo atractivo aun en las cosas más desagradables y “antiestéticas”. La percepción del espectador común ha sido distorsionada desde los comienzos del arte, obligándolo a relacionar el concepto de “belleza” con la perfección estética y anatómica. En numerosas ocasiones se destruyeron obras por no cumplir con el perfil de belleza impuesto en su época, un acto que demuestra que el arte estaba sometido a un proceso de evalúo para determinar si era digno de ser llamado “arte” por su evocación de la belleza y perfección.
La destrucción juega un papel fundamental en el proceso creativo de la pintora Jenny Saville, quien busca retratar la figura humana de la manera más desinhibida y cruda. La obesidad, la cirugía plástica, la deformidad, la transformación de género, todos estos temas forman parte de la inspiración detrás de la pintura de Saville, y le permiten crear una interpretación moderna del cuerpo humano.
Francis Bacon
Francis Bacon, el pintor irlandés y uno de los más trascendentes del siglo XX, no es un artista de medianías: se le ama o se le rechaza, porque su trabajo fue -y es- una inmersión hacia el lado más oscuro y retorcido del alma humana, con rostros, cuerpos y figuras desmembradas, mutiladas y expuestas desde distintos ángulos. Francis Bacon vivió desde 1909 hasta 1992 y hoy en día es considerado el mejor pintor descendiente inglés desde William Turner.
Pero Francis Bacon, que en vida no logró demasiado dinero con sus obras, es famoso también porque una de sus obras ha sido record de ventas, pues fue vendida en 2013 por 142.405.000 de dólares. Se trata del tríptico titulado Tres estudios de Lucian Freud (1969) .
Artista muy influyente en el arte contemporáneo, destaca por ser homosexual en una época de gran rechazo y por las guerras que cruzó durante su vida, siendo testigo del sufrimiento humano más profundo. Es por ello que sus obras hablan de expresiones humanas profundas que normalmente son reprimidas. Expresa frustraciones, deseos, transtornos del ser, obsesiones, miedos profundos, y todo tipo de pesadillas internas que deforman el espíritu y el cuerpo.
La fuerza de la ambigüedad de sus obras es lo que hace de Francis Bacon un referente crucial de la pintura posterior a la Segunda Guerra Mundial, cuando los basamentos modernistas parecieron desfallecer. Bacon pone de manifiesto el choque de fuerzas que se origina en el mundo occidental: por un lado la vertiente racionalista, por otro, la vertiente organicista, en el centro Bacon sosteniendo en espacios ascéticos los cuerpos que se desmembran en esa lucha por la fijeza, por la estabilidad jamás conseguida.
Francis Bacon basa su producción artística en la representación obsesiva del cuerpo del hombre. Una representación que responde, básicamente a las siguientes ideas:
A consecuencia de todo ello, Bacon va a representar icónicamente el cuerpo como un objeto mutilado que regresa a la animalidad, que se encierra y enfrenta a sí mismo desbordando los estereotipados discursos de la masculinidad y la construcción cultural de los géneros, que, obsesionado por su proximidad a la muerte y su semejanza al cadáver llega a disolverse y a desaparecer.
La visión atormentada de Bacon había de llamar necesariamente la atención de un público traumatizado por la experiencia de la guerra y todos sus males; pero así como los pintores informalistas orientan su angustia existencial hacia la indeterminación de la abstracción matérica, Bacon elige la figura humana como motivo central de sus cuadros, y la somete a deformaciones y alteraciones hasta un nivel no conocido con anterioridad en la historia del expresionismo. Ya sea en sus retratos, como en sus autorretratos o en composiciones más complejas, los cuerpos mutilados, los órganos atrofiados y todo tipo de anomalías anatómicas dan como resultado una imagen del horror que se inserta en un espacio indefinido, de fondos monocromáticos, que comunica una sensación de aislamiento y claustrofobia. La apuesta de Bacon por la figuración se formula desde la más absoluta subjetividad, tomando de la vanguardia aquellos elementos que le convienen para conseguir expresar la torturada realidad del hombre contemporáneo. Para la construcción de los seres que pueblan sus lienzos hace uso de la gestualidad del informalismo, la distorsión expresionista y la evocación onírica surrealista (la emotividad en sus diversas formulaciones). Tales seres quedan superpuestos a grandes superficies de color plano, ordenados muy cuidadosamente; para ello sigue normas extraídas de la tradición abstracta geométrica más austera, siguiendo la más rigurosa racionalidad compositiva. Emotividad y racionalidad confluyen pues en la pintura de Bacon y se conjugan en un equilibrio extraordinariamente fértil y atrayente.
El interés de Bacon por los autorretratos de Rembrandt y por toda la obra de Velásquez se evidencia tanto en el uso de los empastes pictóricos como en la reinterpretación de obras como el retrato de Inocencio X, del que en 1961 realizó una espeluznante versión que, sin embargo, según él mismo confesó, no consiguió superar la obra original de Velázquez.
Las fuentes iconográficas en que Bacon se inspiraba para realizar sus obras podían provenir, como se ha dicho, de la historia de la pintura, pero eran los álbumes fotográficos de Muybridge (con sus estudios sobre el movimiento humano y animal) y las fotografías anónimas de diarios y revistas o los fotogramas de películas de Eisenstein o de Buñuel lo que constituía su archivo fundamental.
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Frida Kahlo
(Magdalena Carmen Frida Kahlo; Coyoacán, México, 1907 - id., 1954) Pintora mexicana. Aunque se movió en el ambiente de los grandes muralistas mexicanos de su tiempo y compartió sus ideales, Frida Kahlo creó una pintura absolutamente personal, ingenua y profundamente metafórica al mismo tiempo, derivada de su exaltada sensibilidad y de varios acontecimientos que marcaron su vida.
A los dieciocho años Frida Kahlo sufrió un gravísimo accidente que la obligó a una larga convalecencia, durante la cual aprendió a pintar, y que influyó con toda probabilidad en la formación del complejo mundo psicológico que se refleja en sus obras. En 1929 contrajo matrimonio con el muralista Diego Rivera; tres años después sufrió un aborto que afectó en lo más hondo su delicada sensibilidad y le inspiró dos de sus obras más valoradas: Henry Ford Hospital y Frida y el aborto, cuya compleja simbología se conoce por las explicaciones de la propia pintora. También son muy apreciados sus autorretratos, asimismo de compleja interpretación: Autorretrato con monos o Las dos Fridas.
Cuando André Breton conoció la obra de Frida Kahlo, afirmó que la mexicana era una surrealista espontánea y la invitó a exponer en Nueva York y París, ciudad esta última en la que no tuvo una gran acogida. Frida nunca se sintió cerca del surrealismo, y al final de sus días rechazó abiertamente que su creación artística fuera encuadrada en esa tendencia.
En su búsqueda de las raíces estéticas de México, Frida Kahlo realizó espléndidos retratos de niños y obras inspiradas en la iconografía mexicana anterior a la conquista, pero son las telas que se centran en ella misma y en su azarosa vida las que la han convertido en una figura destacada de la pintura mexicana del siglo XX.
La obra de Frida Kahlo
La producción de la artista mexicana es un ejemplo de ese tipo de arte que sirve como poderoso instrumento con el que exorcizar la angustia de una realidad hostil. El signo trágico de su existencia, marcada por la lucha contra la enfermedad, había comenzado cuando a los seis años contrajo una poliomielitis que le dejó importantes secuelas. En 1925 sufrió un grave accidente de tráfico que le fracturó la columna vertebral y la pelvis. Además de imposibilitarle tener hijos, el accidente fue la causa de numerosas operaciones futuras y de una salud siempre precaria.
A través de la pintura, que empezó a practicar en los largos meses de inmovilidad tras el accidente, Frida Kahlo reflejaría de forma soberbia la colisión entre su ansia de felicidad y la insistente amenaza de su destrucción, a la vez que conjuraba la dualidad irreductible entre los sueños (de amor, de hijos) y la realidad (dolor e impotencia).
Durante la convalecencia del accidente, sin poder ni siquiera incorporarse, comenzó a pintar tomándose ella misma como modelo principal. Le colocaron un espejo bajo el baldaquino de su cama y un carpintero le fabricó una especie de caballete que le permitía pintar estando acostada. Éste fue el inicio de una larga serie de autorretratos, tema que ocupa el grueso de su producción, de carácter fundamentalmente autobiográfico. En una ocasión afirmó: "Me retrato a mí misma porque paso mucho tiempo sola y porque soy el motivo que mejor conozco." En poco tiempo Frida desarrolló un vocabulario simbólico propio; con él acompañaba sus retratos para representar metafóricamente sus experiencias y sus pensamientos.
Influida por las ideas de vindicación de identidad que propagaba el nacionalismo revolucionario, Frida vestía con largas faldas mexicanas, moños trenzados con cintas de colores y collares y pendientes precolombinos. Así la encontramos enAutorretrato como Tehuana (1943, Colección Natasha Gelman, Ciudad de México), representada como mexicana "auténtica" y acentuando sus rasgos mestizos (tenía sangre española, india y alemana). Producto de esa misma ideología nacionalista son los fondos de algunas de sus obras como el Autorretrato con monos (1943, Colección Natasha Gelman, Ciudad de México), en el que su figura aparece recortada sobre plantas selváticas y rodeada de animales, o aquellos en los que retoma imágenes de la cultura precolombina, como Mi nana y yo (1937, Colección Dolores Olmedo, Ciudad de México).
Otras veces, como en Autorretrato - El Marco (1938, Museo Nacional de Arte Moderno, Centro Georges Pompidou, París), se inspira en la imaginería popular y muy específicamente en los retablos cargados de ese barroquismo ingenuo y colorista tan específicamente mexicano que conjuga vívidamente lo espectacular con lo escatológico.
Una de las formas más comunes del arte popular mexicano son los exvotos. Frida vincula a esta tradición sus cuadros de desarrollo narrativo representando de forma sintética los elementos más significativos y de mayor carga expresiva. El tamaño pequeño de los cuadros y la técnica (óleo sobre plancha metálica) proviene también de ellos.
Frida y el surrealismo
La apariencia onírica de sus imágenes propiciaba la relación de su simbología con el surrealismo, algo que Frida Kahlo negaría rotundamente: "Se me tomaba por una surrealista. Ello no es correcto, yo nunca he pintado sueños, lo que yo he representado era mi realidad."
Pero Frida no sólo rechazó el carácter surrealista de su pintura, sino que profesó una profunda aversión hacia los representantes del movimiento. Había conocido a Breton en México en 1938 y al año siguiente pasó varios meses en París, donde tuvo ocasión de entrar en contacto con los otros surrealistas. La opinión que le merecían la expresó sin cortapisas en una carta que escribió desde allí a Nicolas Muray: "No puedes imaginarte lo joputas que son esta gente; me hacen vomitar. Son tan condenadamente intelectuales y degenerados, que ya no los aguanto más."
Frente a las representaciones oníricas o al automatismo psíquico de los surrealistas, los numerosos símbolos que Frida Kahlo introduce en sus cuadros poseen significaciones precisas y son producto de la actividad consciente. Su obra se origina y procede de una continua indagación sobre sí misma, y manifiesta los estados de ánimo de forma precisa y deliberada, materializando las oscilaciones entre el sufrimiento y la esperanza. El carácter simbólico de su pintura da cauce a la expresión vehemente de una personalidad apasionada para la que el arte es desafío y combate, lucha violenta contra la enfermedad, pero también repliegue ensimismado hacia su yo interior y huella del reconocimiento doloroso de su identidad maltrecha.
Marina Abramovic
Artista serbia del performance que empezó su carrera a comienzos de los años 70. Activa durante más de tres décadas, recientemente se ha descrito a sí misma como la "Abuela del arte de la performance".
Marina Abramovic es una artista de performance que investiga y explora los límites de lo psíquico y mental. En sus performance se ha lacerado a sí misma, se ha flagelado, ha congelado su cuerpo en bloques de hielo, tomando drogas para controlar sus músculos, con las cuales ha quedado muchas veces inconsciente, y hasta en una ocasión casi morir de asfixia recostada dentro de una cortina de oxígeno y llamas.
Sin embargo, los objetivos Abramovic poco tienen que ver con el sensacionalismo. Sus performances resultan una serie de experimentos que pretenden identificar y definir los límites en el control sobre su cuerpo; la relación entre el público con la performer; del arte y, por extensión, de los códigos que gobiernan la sociedad. Su ambicioso y profundo proyecto se encamina a descubrir un método, a través del arte, que haga a la gente más libre.
Utilizará su propio cuerpo como herramienta para la producción de sus obras. En sus inicios, la artista trabajaba en solitario, y tras un breve contacto con las instalaciones sonoras, comienza con sus primeras performances que estuvieron salpicadas por el escándalo: Ritmo 10, 1973; Ritmo 5, 1974; Ritmo 2, 1974; Ritmo 0, 1974.
Muchas de las performances de Abramovic en estos 30 años han sido brutales y desconcertantes. Algunas de ellas concluyen sólo cuando alguien del público interviene. Buscando el límite en el cual el público comprueba su resistencia a atestiguar el dolor y el sufrimiento, Abramovic crea un punto de ruptura, marcando radicalmente las sensaciones del presente del espectador. Ella ha dicho: "Estoy interesada en un arte que perturbe y rompa ese momento de peligro; por eso, el público tiene que estar mirando aquí y ahora. Deja que el peligro te concentre; esta es la idea, que te concentres en el ahora".
Lo que no ha perdido por el camino es la simbiosis que siempre busca entre el arte y la vida, uniendo sus propias experiencias vitales con el mundo de la creación entrando de lleno en el mundo del body art(arte corporal o del cuerpo) para llegar hasta los límites más extremos, tanto desde el punto de vista psíquico como mental, hasta llegar incluso a poner su vida en peligro.
A pesar de lo que pudiera parecer en un primer golpe de vista, el trabajo de Marina huye del sensacionalismo; es un trabajo de un profundo trasfondo filosófico donde el miedo, la incomunicación o la soledad, algo aparentemente (pero sólo en apariencia) contradictorio con la necesaria presencia del público, que llega a ser una parte activa con la que la artista dialoga y obliga a enfrentarse a las mismas sensaciones que Marina experimenta en muchos de sus trabajos.
A pesar de lo que pudiera parecer en un primer golpe de vista, el trabajo de Marina huye del sensacionalismo; es un trabajo de un profundo trasfondo filosófico donde el miedo, la incomunicación o la soledad, algo aparentemente (pero sólo en apariencia) contradictorio con la necesaria presencia del público, que llega a ser una parte activa con la que la artista dialoga y obliga a enfrentarse a las mismas sensaciones que Marina experimenta en muchos de sus trabajos.
En 1988 de una manera muy simbólica convierten su ruptura también en una obra de arte, algo tan personal lo exhiben para lograr una transformación emocional y espiritual, realizan su último performance juntos llamado The Lovers cada uno en dos extremos de la Gran Muralla China, él desde el desierto de Gobi, ella desde el Mar Amarillo hicieron una larga caminata de 2500 km de recorrido para encontrarse justo en el centro de la muralla, despedirse dándose un último abrazo y en 23 años no se volvieron a ver ni a comunicar y mucho menos a trabajar juntos. La despedida más romántica de que he oído jamás.
Los motivos de la separación son muchos, infidelidad, rivalidad profesional, supongo que es lo que menos importa. Marina Abramovic demostró y sacó su dolor con lo que mejor sabía hacer, por supuesto, performances y videoinstalaciones y del trabajo de Ulay se sabe muy poco, algo como fotógrafo y otras cosas como performer.
Andy Warhol
Artista plástico estadounidense. Hijo de emigrantes eslovacos, inició sus estudios de arte en el Instituto Carnegie de Tecnología, entre 1945 y 1949. En este último año, ya establecido en Nueva York, comenzó su carrera como dibujante publicitario para diversas revistas como Vogue, Harper´s Bazaar, Seventeen y The New Yorker. Una de las figuras más polémicas del arte contemporáneo, amado y odiado por igual. Definitivamente un genio del arte.
Al mismo tiempo pintó lienzos cuya temática se basaba en algún elemento o imagen del entorno cotidiano, de la publicidad o el cómic. Pronto comenzó a exponer en diversas galerías. Eliminó progresivamente de sus trabajos cualquier rasgo expresionista hasta reducir la obra a una repetición seriada de un elemento popular procedente de la cultura de masas, el mundo del consumo o los medios de comunicación.
Dicha evolución alcanzó su cota máxima de despersonalización en 1962, cuando pasó a utilizar como método de trabajo un proceso mecánico de serigrafía, mediante el cual reproducía sistemáticamente mitos de la sociedad contemporánea y cuyos ejemplos más representativos son las series dedicadas a Marilyn Monroe, Elvis Presley, Elizabeth Taylor o Mao Tse-tung, así como su célebre tratamiento de las latas de sopa Campbell, obras todas ellas realizadas durante la fructífera década de 1960.
El uso de imágenes de difusión masiva, fácilmente reconocibles por todo tipo de públicos, como las ya mencionadas latas de sopa o los botellines de Coca-Cola, se convierte en uno de los rasgos más interesantes y estables de toda su producción. En otras ocasiones, plasmó crudamente situaciones reales, como accidentes, luchas callejeras, funerales o suicidios; dentro de esta temática Electric chair es una de sus obras más significativas.
Este apropiacionismo, constante en los trabajos de los partidarios del pop art, se extendió a obras de arte de carácter universal y de autores como Rafael, De Chirico, Munch o Leonardo. Se caracterizan las obras de esta época por su libérrima manipulación y la polémica que suscitaron en su momento. Tanto por el uso del color, unas veces monocromo y otras fuertemente contrastado, pero en todo caso vivo y brillante, como por la temática, su obra resulta siempre provocadora y, a menudo, angustiosa. Mediante la reproducción masiva consiguió despojar a los fetiches mediáticos que empleaba de sus referentes habituales, para convertirlos en iconos estereotipados con mero sentido decorativo.
Otra faceta destacada de su obra es su potentísima fuerza visual, que en buena parte procede de sus conocimientos sobre los mecanismos del medio publicitario. En 1963 creó la Factory, taller en el que se reunieron en torno a él numerosos personajes de la cultura underground neoyorquina. La frivolidad y la extravagancia que marcaron su modo de vida establecieron a la postre una línea coherente entre obra y trayectoria vital; su peculiar aspecto, andrógino y permanentemente tocado con un rubio flequillo característico, acabó por definir un nuevo icono: el artista mismo.
De hecho, fue uno de los primeros creadores en explotar conscientemente su imagen con objetivos autopromocionales; de ese modo, y mediante un proceso de identificación, adquirió a los ojos del público significaciones propias de un producto publicitario más. En 1963, inició una carrera cinematográfica basada en los mismos principios que su obra plástica (como la reiteración visual), de fuerte contenido sexual y erótico: Empire, Kiss, Chelsea girls. En una última etapa retornó a un formato más tradicional y rodó The love y Women in revolt.
¿Homenaje a la sopa o la sopa lo homenajea a él?
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