jueves, 16 de abril de 2015

Jenny Saville



Nacida en 1979, en Cambridge, Inglaterra, Jenny Saville es la pintora más cotizada de todos los tiempos. Apadrinada por el coleccionista y expositor de renombre mundial: Charles Saatchi, desde los inicios de su carrera, Saville forma parte del prominente grupo de los YBA’s (Young British Artists), destacados por sus interpretaciones controversiales dentro del arte contemporáneo. Pero, a diferencia de sus colegas, el arte de Saville recupera la pintura de manera formal y la aplica en una interpretación moderna del cuerpo humano para crear poderosos retratos que capturan al espectador con su fuerza y magnitud.



Al contemplar una obra de Saville el espectador se ve inmerso en un reflejo de su propia imperfección e identidad dentro de la sociedad moderna. La propia técnica empleada por Saville busca ir en contra de la perfección, trazando una y otra vez los rasgos que definen a sus personajes para dejar que ellos mismos cobren vida a través de un proceso de materialización. Lo visceral de sus interpretaciones se puede relacionar con el incomparable estilo de Francis Bacon, mientras que la manera tan natural en la que elabora sus retratos ha sido comparada con la del talentoso Lucien Freud, quien alguna vez alcanzó la fama mundial con el retrato de una mujer obesa recostada sobre un sillón. 




A pesar que la obra de Saville se basa en el retrato de la figura humana, ella prefiere no utilizar un modelo en vivo sino trabajar sobre registros fotográficos, algunos de ellos provenientes de hospitales y clínicas forenses. En su mayoría mujeres, los personajes de Saville son retratados de tal manera que cobran vida a través de la materia, transpiran fuertes emociones y evocan un gran sentido de contemplación debido a su gran formato. 




Los temas que Saville elige para sus obras son de una naturaleza rebelde que va en contra de los estándares de vanidad que abundan en la sociedad moderna; obligan a reflexionar sobre la identidad en tiempos de crisis e inconformidad. “La destrucción es fundamental para el proceso, sin ella nunca puedes llegar a ningún lado interesante. Pero lo fundamental de eso es saber cuando puedes excavar de la destrucción”, revela Saville al describir su proceso creativo. 




Saville busca la destrucción del sujeto, tanto física como metafóricamente, para revelar su esencia más pura y desinhibida. Saville es la voz de los inadaptados; a través de su obra se manifiestan las deformidades y manipulaciones que buscan consolidarse como la representación de lo bello en lo grotesco. 





La verdadera belleza está en encontrar lo atractivo aun en las cosas más desagradables y “antiestéticas”. La percepción del espectador común ha sido distorsionada desde los comienzos del arte, obligándolo a relacionar el concepto de “belleza” con la perfección estética y anatómica. En numerosas ocasiones se destruyeron obras por no cumplir con el perfil de belleza impuesto en su época, un acto que demuestra que el arte estaba sometido a un proceso de evalúo para determinar si era digno de ser llamado “arte” por su evocación de la belleza y perfección.
La destrucción juega un papel fundamental en el proceso creativo de la pintora Jenny Saville, quien busca retratar la figura humana de la manera más desinhibida y cruda. La obesidad, la cirugía plástica, la deformidad, la transformación de género, todos estos temas forman parte de la inspiración detrás de la pintura de Saville, y le permiten crear una interpretación moderna del cuerpo humano.


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